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Traspasando el límite de cualquiera de mis espectativas, mas allá, lejos, muy lejos, quizá allí se encuentre la respuesta que concluye la definición de lo que siento.
Nadie da a elegir, pero aprarece. Él. La persona que se hará responsable de tus estados de ánimo, de tus sonrisas , y también de tus lágrimas. Se apoderará de cualquier momento para rondar tu pensamiento, para darte momentos cargados de miradas, para hacerte sentir especial.

Como primera decisión, la propuesta de no convertirle en algo esencial para ti, simplemente algo más que complemente tu vida, tu felicidad. Pero aquí no hay elección, cuando te paras a pensar no puedes imaginarte a ti como persona sin él, lo cual quiere decir, que ya eres dependiente . No obstante, qué grata sensación el amar, el admirar todos esos gestos que te hacen la persona más vulnerable del mundo.
Porque cuando amamos, somos vulnerables.

Y mientras vamos trazando el camino, de una historia sin dirección predeterminada, la necesidad de tenerle se acentúa paulativamente, uniéndonos así, por un sentimiento más fuerte.