Es un sentimiento extraño. Un cosquilleo en la tripa. Una sonrisa cuando presencia tu pensamiento. Él. La persona que logra integrarse en tu sueño. Esa persona que te hace plantearte la siguiente pregunta: ¿Estoy enamorada? Y es entonces cuando no hay respuesta definida. Una pregunta que deja lugar a la duda, a la confusión.
Supongo que más de una vez habrás vivido una situación semejante. Estás confusa, desorientada. Cuando sabes que no es correspondido, entonces inicias un proceso de auto engaño, un camuflaje, un maquillaje que puede confundir al resto pero no a ti. Sabes que él tiene tu corazón y sabes que nunca tendrás el suyo, así que intentas olvidarle. Muchas veces es complicado, le ves demasiado a menudo, todos los días quizás, pero sabes que si no fuese así morirías. Le ves y suspiras, te encanta, te mata, es una adicción, una droga.
Te evade un sentimiento de angustia, locura, sientes su respiración. Deseas ser saliba para rozar la comisura de sus labios, su sonrisa.
Él, sus miradas son caricias, tus propios ojos se pierden en su mirada, tus oídos en sus palabras y es entonces cuando te preguntas: ¿Estoy enamorada? Y vuelve la confusión que paraliza tu pensamiento, él que hace que tu pensamiento se paralice, él, es el único que puede revivirlo.
Y es curioso porque la única persona capaz de envolverte en esa sensación, es la única capaz de liberarte de tal sentimiento.
He preguntado mil veces qué es esa sensación y por fin he obtenido respuesta: AMOR
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